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Un oso en la cueva
sábado, octubre 26, 2002
 
Al habla la Hermana Bastarda de Lisa Simpson

Lo primero es lo primero y esto es que he sentido una gran alegría al encontrame con esta bitácora osuna en la que nuestro "Oso en la cueva" vierte unas opiniones tan jugosas e interesantes. Leyendo lo publicado hasta ahora no puedo más que decir: "me lo has quitado de la boca" (y ojo que no digo sacado, que como buen gallego tendría derecho a decir pero se prestaría a malas interpretaciones). Y es que he pensado tantas veces cosas similares a las que he leido en estos artículos que sólo puedo estar de acuerdo con todo lo que expresan. Así que por el momento no puedo entrar en esa jugosa práctica que es la polémica. Habrá que esperar el momento de un desacuerdo y empezar a meter caña, más que nada por divertirnos con el contraste de pareceres. Tampoco sé la dinamica que seguirá esta sección, si todos podemos participar en ella de la forma que queramos o nos tenemos que limitar a dar la réplica, a favor o en contra, de lo que en ella se opine. Espero que "el oso en la cueva" nos lo aclare.

Así que por el momento yo por si acaso voy a contar lo que me da la real gana y si tiene a bien nuestro oso, que lo publique. No pretendo contaros mi vida pero por poneros en antecedentes de lo que contaré depues, deciros que yo le dije a mis padres que era maricón cuando tenía 17 años (y ahora tengo 42 así que imaginaros la época de la que os estoy hablando). Estudié carrera universitaria y pase la fase de "seré maricón pero os voy a demostrar a todos que soy el más sabio, el más culto, el más sensible...". Afortunadamente se me paso a tiempo. Me sentí que era un bicho raro porque no conseguía identificarme ni por asomo con los maricones que conocía: o eran una locas redomadas, a las que respeto pero que no tienen nada que ver con mi forma de ser; o bien estaban más dentro del armario que la estola de armiño de Rajoy. Llegué al punto de que todos mis amigos o bien eran heteros o bien eran lesbianas (benditas lesbianas, algún día hablaré de ellas) y por supuesto no me comía una rosca. Hete aquí que era un maricón completamente fuera del armario, mi familia lo sabía, mis amigos lo sabían, mis compañeros de trabajo lo sabían, incluso mis alumnos lo sabían y todos los maricones que conocía me escapaban como alma que lleva el diablo (debo aclarar que vivía en la ciudad mas pija que existe despues del barrio de Salamanca en Madrid). Nunca tuve grandes problemas por decir que era homosexual, sí los típicos del disgusto familiar, afortunadamente solucionados, o alguna gente que no te daba confianzas (aunque siempre pense que era más por ser de izquierdas que por ser maricón). Nunca me apalearon, ni me insultaron, ni me han discriminado en el trabajo. Pero seguía sin tener amigos maricones. En cuanto conocía a alguno medianamente interesante siempre acababa escapando de mí. Y así me dieron los 32 años, conocí a un chico que había estado en Londres durante más de 20 años y a las 24 horas de conocernos ya estabamos liados. Es lo más parecido a un matrimonio que he vivido (salvo mi relación actual), nuestros padres se conocieron, nuestros hermanos se conocieron, nuestros amigos (heteros of course) se conocieron, hasta nuestros vecinos sabían que eramos pareja y en todas las tiendas del barrio lo sabían). Y seguí sin tener amigos maricones.

Luego llegó internet, descubrí el mundo de los osos y creí que había encontrado el paraíso. De repente había un montón de gente homosexual con la que me entendía, que había pasado experiencias similares a las mías. Que no solo no les importaba que fuera gordo, estaban encantados con que lo fuera. Fueron unos años de absoluta dicha: las primeras quedadas, el sentirte arropado, ya no era raro, era uno más. Todavía conservo muy buenos amigos que conocí en esa época y todavía hoy sigo conociendo a gente maravillosa. Pero... ingenuo de mí. Creí que los osos habían superado "el que dirán", que estaban por encima de aspectos físicos, que ser oso era un estado de animo más bien que una presencia corporal: en una palabra, que ser oso era una forma de ser, de entender la vida. Ja, ja, cada vez tengo más claro que sigo siendo raro: que si chubies, que si chasers, que si cubs, que si el premio de mister oso vale el doble que el de mister chaser, que si a ti te falta pelo, que si a ti te sobra barriga. Pero que puta manía de clasificarlo todo, de encasillarlo todo. Pero, ¿en dónde está escrito que a un oso sólo le puede gustar otro oso? ¿o que a un oso sólo le puede gustar un chaser?. Evidentemente cada uno es muy libre de que le guste lo que le de la gana, yo incluso hasta acepto que haya hombres a los que les gustan las mujeres, ¡fijate!, pero me toca mucho el nabo que me digan lo que me tiene que gustar a mí y mucho más como debo de comportarme. Y como resulta que a mi me puede gustar desde un chaser delgadito a un chuby inmenso pues nada: soy una puta. ¡Vaya!, justo como aquellas niñas de clase que se dejaban meter mano por varios chicos: la puta del curso. Y claro, si a uno le dices que no, que no quieres, la reacción inmediata: mira la zorra esa que reina se ha vuelto. Y si le dices a uno "que bueno estás" enseguida su novio te amenaza con darte unas hostias o te deja de hablar a partir de entonces. Si bailas toda la noche: menuda cantidad de pastillas que se habrá tomado. Si no bailas: menudo muermo de tío. ¡Que jodienda! el mundo de los osos es como el de los demás. No hemos aprendido nada de los años de soledad, de sentirnos bichos raros hasta dentro del ambiente, de estar discriminados dentro de la discriminación. Repetimos los mismos esquemas de esos grupos de locas que criticamos tanto, de las fashion que ponemos a parir, de los heteros más rancios.

Durante toda mi vida he estado fuera del armario, he sido militante de un grupo gay, he estado en un sindicato de clase, he conseguido que mi seres queridos me aceptasen, he impuesto mi homosexualidad ante mis compañeros de trabajo, sufrí la soledad de no encontrar un modelo de hombre gay con el que identificarme y cuando por fin encuentro un grupo de gente que creía que me entendería, que sentía lo mismo que yo, con la que por lo menos podría divertirme y tomar una copa o emborracharme sin pensar en mil ojos observándome, va y resulta que soy una zorra, que en mi casa se hacen orgías (¡oh escandalo!), que soy una reina y lo mejor de todo: QUE SOY FRÍVOLO E INSUSTANCIAL (palabras textuales pronunciadas por un rencor-oso). Algunos de mis supuestos compañeros osos me han tratado peor que el más ruin de los heteros que conocí con el agravante de que se supone que ellos deberían entenderme.

Pues sabeis que os digo: que les den a todos los que piensan eso. Que pienso seguir puteando todo lo que me de la gana. Que al único al que le tengo que rendir cuentas es a mi marido y que al que no le guste que se la envaine. Y despues de tanto vitriolo sólo el bálsamo de Fierabas de los verdaderos amigos, los que si te comprenden, lo que de verdad te quieren con todo y a pesar de todo. Sólo por ellos vale la pena seguir tirando (ah, por cierto, muchos son heteros e incluso mujeres).

La Hermana Bastarda de Lisa Simpson

Nota:
Agradezco mucho a este gran amigo su texto. Yo no podría haberlo escrito, ni mejor ni peor, porque de estas cosas no sé tanto, ni puedo contarlas así. Se preguntaba qué dinámica seguiremos en esta cuevilla para introducir el debate, la colaboración... Pues lo cierto es que aún no tengo ni idea. Como se puede ver a la derecha, ya comentaba que me encantaría que hubiera comentarios, textos, con los que ir llenando de palabras y de ideas este antro. Que, quien esté interesado, los puede mandar por correo electrónico a info@lacuevadeloso.org. Y que el compromiso de este oso de la cueva será irlos introduciendo. Creo, y veo que la Hermana Bastarda de Lisa Simpson coincide conmigo, que van siendo necesarios textos, discursos, mítines e incluso exabruptos, sobre el mundo de los osos, sobre nuestro mundo osuno. Aquí teneis todos vuestro sitio.
 

lunes, octubre 21, 2002
 
¿Cambias foto?

Una cosa bastante común en esto de los chats es que, tras hablar un rato con una persona, en privado normalmente, llega ese momento de intercambiar una foto. A mí me parece fenomenal, porque aparte de una descripción escrita (sección estadísticas: edad, altura, peso, detalles corporales etc etc) uno se puede hacer una idea mejor de la otra persona.

(Inciso: no sé vosotros, pero me pone del hígado el típico tío que te entra abriéndote un privado y diciendo "edad?" o "de donde?"... qué menos que saludar, charlar un poco, que al fin y al cabo para eso están los chats. Mi percepción del asunto, además, es que normalmente me entran así veinteañeros que, salvo muy raras excepciones, no me interesan para el sexo... con lo que el futuro de un privado que se abre de esa maleducada forma es más bien escaso. Alguna vez, incluso, contesto: "edad? 82 años...")

Pero comentaba lo de las fotos. Hay un momento en que alguno de los dos dice... "¿tienes foto?". Yo tengo foto, tengo varias, precisamente para estos momentos y por lo que comentaba antes. Lo normal, lo educado, es que, si los dos tienen y se proponen intercambiar, éste proceso se realice del todo. Quiero decir, que hay gente a quien le mandas la foto y espera a verla para considerar, sólo entonces, si te la va a enviar o no. Este tipo de sujetos, calficables con los mayores insultos -que en su caso serían adecuadas descripciones- existen. Se mueven entre nosotros, y además lo hacen impunemente. Creo que es muy conveniente denunciarlos inmediatamente en el general del canal en que esté (o canales, en su caso). Que la gente sepa qué tipo de persona se esconde tras el nick en cuestión.

(Otro inciso: ¿qué foto mandar? me refiero al tipo de foto. Mucha gente tiene la costumbre de mandar una foto en la que no se ve la cara. Si damos crédito al viejo adagio de que "la cara es el espejo del alma", desde luego, recibiendo un busto o una polla con poco más, uno no se hace demasiada idea. Con eso de que anda mucha gente en el armario, con vergüenzas varias y todo eso, es muy normal que uno no quiera identificarse de primeras... pero, ¿no era la foto para conocernos un poco mejor? ¿Alguien tiene miedo de que le reconozca quien recibe la foto? Ya estamos con lo de siempre... ¿no te das cuenta de que el otro va a ser, por lo menos, tan maricón como tú? Llegado el caso, por otra parte, si al final lo que va a existir es un encuentro en persona... ¿no acabará conociendo tu cara? En fin, que me parece que a veces la gente se la coge con papel de fumar, tanto cuidad por preservar su "intimidad" o mantener un misterio que, realmente, es sólo un obstáculo para poder conocer a fondo a alguien... mejor una foto sencilla, con cara. Luego, si sigue el intercambio se pueden introducir otras vistas más en detalle, con más o menos ropa según el gusto.. qué se yo, las posibilidades son infinitas)

Los hay que sí te mandan una foto en intercambio. Pero resulta que ¡no es la suya! Serán **** (rellénese con los insultos más gordos que se quieran soltar). vamos, ya es el colmo. Me pasó una vez que un tío me manda unas fotos presuntamente suyas y, así como en un momento de lucidez, me doy cuenta de que me sonaban... No era, sin embargo, que ya hubiera hecho el trueque con él (cosa que puede perfectamente suceder, con eso de que la gente cambie tanto de nick), sino que el tío se ha cogido unas fotos de por ahí, de otra persona, y te las coloca como suyas. Cuando se lo dije, el tío jeta este me dice: "bueno, pero es que el de la foto es igual que yo...". (En el caso que narro, no era en absoluto igual, como cabía temer). Y más de una vez me ha pasado que me mandan una foto ¡¡de un amigo!!. Aún no he llegado al extremo de J, un amigo que me contó que, una vez, el tío le mandó una foto suya. Manda cojones.

Hay otro tipo de gente con la que cambias una o más fotos y es como si la pusieras en alguna página de osos. Porque, estos sujetos, suelen pasar las fotos a sus conocidos, potencialmente vete a saber a cuántos, o el camino que puede seguir tu foto a través de internet. Me he encontrado, a lo largo de los años, fotos que mandé a una persona del chat, colocadas en muy diversas webs, o circulando por las news y las listas de correo. En la escala de hijoputez, estos tíos podrían quedar un poco por debajo de los que no te devuelven su foto. Pero muy poco por debajo.

Cuando uno intercambia en un privado una foto lo hace con la persona con quien está hablando. Ni con su familia ni con sus amigos. Salvo que así se explicite en el intercambio... Parece mentira que la gente no lo comprenda. Si alguien quiere conocerme, que me pida una foto a mí, no a un tío con el que hablé hace unos meses. Comprendo la ilusión que te puede hacer que te manden una foto de un tío estupendo, y que quieras, cuanto antes, hablar con tu amigote del alma y contarle qué tiazo, o qué majo... Lo que no es de recibo es que, todo ilusionado le diga al colega: "mira, aquí te paso la foto que me ha mandado, ya verás...". En otra escala (temporal) están los que te pasan la foto del tío no en el momento, sino después de haber follado con él, para que sepas lo bien que se lo monta. De verdad, hay de estos, que sienten una compulsiva necesidad de compartir sus polvos con todos los allegados. Ya les vale. (Llegado el caso, preferiría que me lo presentara en persona y, quién sabe, montar un numerito todos...) Es cierto que vivimos en un mundo (medianamente ficticio), el de los osos, en el que el cotilleo es pan de todos los días. Y el pasar las fotos, parece que va de regalo con cada pan. Una pena.

Una pena, porque cuando uno manda su foto, entonces, no sólo se arriesga a que no le contesten, sino a que su foto circule como si fueran los cromos de los críos. (De verdad, hay gente que parece que hace colección... hasta tener una foto de cada uno del canal no paran). Bueno, tampoco es eso, ¿no? Creo firmemente que el pasar una foto es un acto privado, entre las personas que así lo han pactado. Y cualquier alteración de ese contrato es lisa y llanamente una cabronada. Y punto.

Finalizo el mítin... con una breve referencia a esas almas cándidas que te dicen: "¿tienes foto?" y tú les contestas: "sí, ¿y tú?" y ellos entonces sueltan: "no, yo no... ". Entonces les comentas: "es que sólo cambio..." Y ellos, como ofendidos dicen: "pero ¿no me mandas?". Joder... al carajo es adonde se les debería mandar. ¿Cómo se puede hacer esa pregunta así? Personalmente, sólo intercambio fotos: el trato del que hablaba. Pero me toca las narices esa actitud... que suele venir (y de ahí lo de "alma cándida") seguida de explicaciones bien poco convincentes: "es que aquí no tengo...", "es que no tengo escaner...", "mañana mismo tendré...". Vamos a ver, ¿estamos entre adultos o jugamos como los chiquillos de la guardería? Si quieres foto, precioso, pon la tuya en juego, o solicítala educadamente, teniendo en cuenta que le pides al otro un favor, y por lo tanto no te ha de extrañar que te lo niegue. No tienes ningún derecho de quejarte porque prefiera no mandar. Y, desde luego, lo mejor es que te hagas con una foto, o monta una página web de esas, o un perfil en alguno de los múltiples sitios al uso.

¿Fotos? Sí, pero con un mínimo de educación, por favor.

 

viernes, octubre 18, 2002
 
Guadalkibear

Dentro de unos días, comienza el curso escolar de los osos... más o menos. La kdd (léase quedada, por si alguien no lo sabía) de de los Osos de Sevilla, Guadalkibear se ha retrasado este año casi un mes, porque aunque se hacía hacia el 12 de octubre, como este año no ha habido puente se ha pasado a los puentes del 1 de noviembre. La tercera edición, más grande, más larga y más concurrida, cabe pensar... el fenómeno de las kdds es una de las realidades de lo que ya podríamos llamar "Movimiento Oso" español más emergentes: Sevilla, Madrid (será en diciembre, con los puentes), Barcelona (en semana santa), y Zaragoza (con la entrada del verano en junio) son las cuatro principales, y lo cierto es que el calendario tampoco da para mucho más. Aparte de estas grandes convergencias, y gracias a la acción del los clubes y asociaciones que van naciendo, proliferan también otras reuniones, menos multitudinarias, a veces más locales, pero que no dejan de mostrar un panorama la mar de atractivo.

Un día, con más tiempo, pondremos por aquí alguna reflexión sobre cómo podríamos plantearnos el futuro: quizá una gran convergencia anual en un sitio, que vaya cambiando de sede, y dejar a la gente que tenga más días libres para viajar a su aire... aparte de más reuniones a lo largo de las fechas; quizá establecer reuniones más ... ¿cómo llamarlas? ¿temáticas? (algo así como "osos en la playa", "osos en la nieve", "osos en el monte", o bien, "osos para follar desaforadamente", "osos por la cultura", ... quién sabe. Pero lo dejamos, decía, porque hoy hablamos de Sevilla.

Los dos años anteriores he tenido la suerte de participar (bueno, de acudir, que ya es bastante...) a la convocatoria de Guadalkibear. Personalmente, es la kdd que más me gusta, posiblemente en parte porque tengo buenos amigos entre quienes la montan. Pero también, o sobre todo, por el carácter que han sabido darle, muy distendido, en plan colegueo. Igual es que Sevilla tiene un olor especial y allí los osos, los gordis, los que gustan de unos y otros, o los que disfrutan con estas movidas pero no son ni lo uno ni lo otro (que de todo hay) nos lo pasamos en grande. Con todos los peros (que siempre es muy liado hacer que las cosas funcionen bien, o que salgan al gusto de uno.. o de muchos).

Posiblemente sea porque, en general, a los que nos va el tema "oso" nos gusta encontrarnos con gente parecida. Un poco condenados por los dos lados (por el lado "bienpensante" porque somos maricones, y luego por el lado "mainstream-gay" porque no somos el estándar que se vende y se promociona del mariconeo), en las kdds nos sentimos más a gusto. Lo curioso es que como movimiento somos bastante poco homogéneo: ni en edades ni en tallas, ni en gustos ni en aficiones -fuera de lo "nuestro". Así que en las kdds estamos gente de mil tipos, muy diferentes en lo que somos, en de qué vamos y también en las expectativas que tenemos sobre la reunión. Guadalkibear, quizás, es la que mejor ha sabido recoger esta diversidad, permitiendo que todos encuentren algo que les guste, lo que siempre permite, a la vez, obviar más fácilmente lo que no te va, o de lo que pasas. Y posiblemente, el barco sea el mejor ejemplo: meter a toda la peña en un recinto como un barco es simplemente genial. Crea un ambiente mucho más especial que una sala de fiestas en exclusividad o un bar de osos convencional. No tengo el día para hacer hipótesis sociológicas de la razón, aunque me da la sensación de que lo que nos pasa a los osos (y demás familia) es que nos gusta estar entre nosotros a nuestro aire, mejor cuanto más fuera de los circuitos habituales (sea eso lo que sea... hablo en términos generales, no estoy haciendo una tesis). Por eso me da la sensación de que montar cosas como lo que los de Xauen organizaron hace mes y pico, eso de montar una acampada osuna en la Sierra de Cazorla, puede funcionar muy bien. O irse de albergue o casa rural, que ya habido alguna que otra experiencia. (Conste que no es nada nuevo, en EEUU, de donde viene también, mal que nos pese, el movimiento Bear, abundan actividades de este tipo).

En fin, y en cualquier caso, aquí tenemos ya casi en dos semanas Guadalkibear. Yo os recomiendo que vayais. Si teneis pareja o si no. Si andais con ganas de sexo o si no. Cabe todo el mundo. Y, para muchos que andan muy dentro del armario, perdidos en su pueblo o ciudad en la que lo de los osos es algo rarísimo, todavía más recomendable. Una sugerencia: las noches son las noches, pero seguir la agenda apretada hasta las seis de la mañana, te deja molido -y más según van pasando los días- y lo cierto es que uno se pierde a menudo la oportunidad de disfrutar a la luz del día de los demás asistentes, quiero decir, con los demás asistentes. Así que animaos a moveros durante el día, que alguna actividad (aparte de las saunas) también hay.

¡Nos vemos en Sevilla!
guadalkibear
 

 
Maricones educados (en colegios católicos... jajajaa)

Leo hoy en EL PAIS que "Un dirigente episcopal afirma que el origen de la homosexualidad es educativo". ¡Joder cuánto saben los monseñores!. Copio el artículo, que no tiene pérdida...

Un dirigente episcopal afirma que el origen de la homosexualidad es educativo
EP | Madrid

El director del Secretariado de la Subcomisión para la Familia y Defensa de la Vida de la Conferencia Episcopal Española (CEE), Inocente García de Andrés, sostiene que la homosexualidad es, sobre todo, una cuestión de educación y de los ambientes donde se hayan movido los jóvenes. 'Por lo que tengo leído y estudiado, he llegado a la conclusión de que existe un tanto por ciento mínimo de los casos -un 1% o un 2%- en los que la homosexualidad tiene un origen biológico', declaró ayer a la agencia Europa Press.

García de Andrés salía al paso de lo afirmado por grupos de gays y lesbianas que defienden que en casi todos los casos la homosexualidad tiene un origen biológico. 'En general, la homosexualidad es cuestión de educación en la infancia, los ambientes donde se hayan movido las personas en la adolescencia y los ambientes en que se hayan integrado en el momento de la definición de la personalidad y la búsqueda de la propia identidad. En esos momentos, la persona empieza a vivir en unos ambientes donde tiene sus riesgos', opina el responsable episcopal. El obispo de Mondoñedo, José Gea, manifestó recientemente que la homosexualidad es una enfermedad.
curas gays
Desde luego, los putos curas no dejan de sorprendernos. Monse Gea, el obispo de Mondoñedo, es bien conocido por decir una barbaridad tras otra sin que le paren los pies sus hermanas de la Confe (es decir, de la Conferencia Episcopal, la reunión de obispos más o menos "sodomitas" que gobiernan la iglesia católica en España, esa sucursal de la empresa de extorsión y fraude internacional con sede en el Estado Vaticano llamada ICAR: Iglesia Católica Apostólica Romana). Ahora el tal Inocente García de Andrés, descubre que eso de ser maricón es cosa del ambiente por donde se mueven los jóvenes. ¡Qué maravilla! Y además declara haber leído sobre el asunto... qué bien, que ahora los obispos y sus empleados leen y todo, algo más que la Biblia, quiero decir.

Sobre la cuestión del origen de la homosexualidad, me parece que todo esto es una puta basura. En el fondo es parte del casi eterno debate sobre las bases de las conductas humanas: qué porcentaje es "biológico" (incluso "heredado") y qué porcentaje es "ambiental" (esto es: aprendizaje, educación, entorno socio-cultural-económico, etc...). ¿Tiene algún interés, cuando lo aplicamos a la orientación sexual, o a la identificación del género, este asunto, de cara a ser respetados, a tener los mismos derechos, a exigirlos? Evidentemente que no. Tiene un interés científico, fundamental, como lo tiene el conocer lo que somos, por qué lo somos y si podemos mejorarlo. Pero caer en el error de volver a pensar que la conducta sexual -la homosexual- es ni de cerca una desviación o incluso una enfermedad, es que es simplemente penoso. Peor aún, es perverso. Como lo es la actitud de la ICAR al respecto, ocultando y negándose a ver su propia realidad: esos obispos bujarrones de los que hablaba el tontolaba de la Plataforma Gay del PP que habían sido compañeros sexuales suyos... ¿eran tres? ¿o más? no son más que la cabeza de una jerarquía llena de maricones, algunos de ellos sufriendo por la doble condición de cura y gay, ocultándolo, negándolo o negándose... y otros, como Pepe Mantero, beligerantes precisamente porque quieren evitar la hipocresía oficial.
mantero
Que se aclaren antes de pontificar sobre el tema. Y que nos dejen tranquilos a los demás, qué manía obsesiva tiene la ICAR de mantener el monopolio de lo ético o lo moral, de querer que todos comulguemos con sus ruedas de molino, de controlar la sociedad, es decir, tener el poder como siempre han querido hacerlo. Ya les vale. Que nos dejen tranquilos a los demás, que bastante tenemos que luchar para que se nos respete el elemental derecho de poder ser ciudadanos como los demás.

 

miércoles, octubre 16, 2002
 
Hazte Escuchar

La entrada de hoy no va de maricones ni de osos en concreto. Sino de todos los ciudadanos de este país. Esto es un anuncio, un aviso, una llamada a la acción. Se trata de defender nuestro derecho a vivir en un país laico, a que las decisiones políticas se tomen por criterios diferentes de la opinión de los confesores de quienes firman las resoluciones, de atajar una campaña de mentiras y medias verdades que nos están invadiendo en el asunto de las nuevas investigaciones biomédicas. Me refiero al tema de la investigación sobre células madres embrionarias, a las técnicas de clonación, que abren un panorama a la resolución de enfermedades humanas lo bastante prometedor como para evitar tomar partido en contra simplemente por un prejuicio religioso.

Estamos viendo en este país cómo la creencia religiosa se vende como algo cierto: se intenta confundir lo que es una célula humana (lo que es la vida humana) con lo que es una persona. Se engaña, se miente y todo ello para mayor gloria de quienes siempre han deseado ver cómo controlan todo. Se intenta criminalizar a quienes investigan, poner en la picota a la ciencia, vovler a la edad media, y todo ello por una obsesión embrionista (o blastomérica, podríamos decir) en la que la derecha más reaccionaria del catolicismo ha puesto su empeño.

Bueno, pues a darles donde les duele. Mira esta bitácora recién nacida, que pretende ser un pequeño altavoz a favor de la racionalidad y del progreso. Y, por favor, colabora: Hazte Escuchar.
 

martes, octubre 15, 2002
 
Tontas del bote

Así de clarito lo pongo hoy. Será porque me cabrea encontrarme con la tontería especialmente entre gente que por otros motivos parece que me iba a caer bien. Me explico un poco (tampoco mucho, cuando uno anda cabreado, tampoco apetecen dar explicaciones de todo): uno entra en canales como el de #gay_osos porque cree que ahí encuentra gente con puntos en común. Por ejemplo, sabe que es un canal donde hay maricones, y eso siempre da una confianza. Evidentemente, no por ser maricón alguien va a ser más bueno, ni mejor ni peor que mucha otra gente que no lo es. Pero, uno es así de ingenuo, parece que compartir la opción sexual en este país es algo más, significa estar en el punto de mira de la bienpensante sociedad. Uno no puede ser maricón sin más, o al menos en este país no te dejan serlo tan fácilmente. Hablo de los putos curas, del fanatismo homófobo y de la desidia homófoba, casi peor que el fanatismo al que nos condena la sociedad. De manera que en un canal de maricones me espero cuando menos cierto tipo de resistencia a ese estado de las cosas de nuestro país. No hablo de que todo el mundo sea vindicativo, o guerrillero. Simplemente que, compartiendo el hecho innegable de que simplemente por tener una opción sexual determinada somos ciudadanos de segunda, con menos derechos que el resto de los españoles, parece que algo se ha andado.

Súmale a eso la condición de oso o de amigo de los osos, o de los gordis. Ya nos pone en una subclase adicional, más específica, o al menos eso creo yo, en el que muy por encima de otras cosas, intentamos vivir de manera natural. A nuestro aire. Ya digo que debo ser un poco ingenuo, porque creo que en esas condiciones, en el canal de los osos cabría encontrarse con gente resistente, divertida, natural...

Y lo cierto es que así es en muchos casos, pero otras veces, ¡ay!, te das de narices con la tontería más tonta que puedes imaginar. Y fastidia, claro. Las tontas que se creen mucho más divinas de la muerte que el resto de los mortales, con ese enfermizo afán de protagonismo. Son ellos y sus circunstancias, pero nadie más. O las tontas que van de fundamentalistas, de decir lo que ha de ser o no. (Ya, el lector pensará que este oso en la cueva es precisamente uno de esos fundamentalistas. Pero no, sagaz amigo, no pretendo pontificar: estas son mis reflexiones, y aquí clarito las pongo, para que puedan ser objeto de denuncia, discusión o disconformidad... me expongo, vaya). Me refiero a esta gente que dictamina que si uno no es de tal talla o peso, tal complexión o así, ni merece el derecho a la vida, menos acudir a una quedada y menos aún, parece ser, hablar por el canal. Pues no, en este mundo, incluso en estos rincones de Internet, hemos de caber todos, quienes son más altos o menos gordos o más rubios o menos peludos... todos. Sólo las tontas, las tontas del bote, deberían estar mejor calladas.

 

miércoles, octubre 02, 2002
 
De hombre a hombre

Nota:
transcribo este texto que ha llegado a esta cueva. Hace unos días, en Chochofobia, y unos días antes, en Doña Osa, hacíamos referencia a este tema de la "masculinidad" de los osos. Hartza (Javier Sáez), una de las cabezas más pensantes por estos pagos, hace su reflexión sobre el asunto. Este oso en la cueva encuentra que el texto es muy jugoso, y lleno de ideas que deberían hacernos pensar. Por mi parte, creo que los nombres de los locales son, sencillamente, nombres. Aunque den juego para sustentar la tesis, no creo que la anécdota vaya más allá de lo que van las casualidades. Por el contrario, la actitud muy común en las culturas oso (y leather, a la que también hace referencia el texto) a la que hace referencia, y la interpretación en términos de evitar las "esencias" más o menos rancias en nuestros movimientos, me parece magnífica. Desde aquí, animo a quien esté interesado en okupar este espacio de reflexión a escribirnos a info@lacuevadeloso.org. Ya estás tardando... (Por supuesto, gracias mil a Hartza por escribir tan alto y tan claro)


De hombre a hombre

En los últimos años proliferan en el estado español dos subculturas gays que expresan el deseo por los hombres "viriles": los osos y los leather (cuero). Como aficionado a ambas culturas, en mis paseos virtuales (por los chats) y reales por los lugares de encuentro osunos y letherones he encontrado cierto tufillo plumófobo que me da que pensar (no hablar en femenino, no soltar pluma, etc). Podemos entender estas posiciones sobre la masculinidad de dos formas: asumiendo que existen "hombres de verdad" (como la canción de Alaska o el anuncio de Soberano), o bien mostrando que la masculinidad no deja de ser un recurso tan artificial como la pluma.

En la portada de revista Bear magazine, fundadora del movimiento bear, encontramos la siguiente frase: "Masculinity without the trappings" (masculinidad sin adornos). Esta frase nos remite a ese ideal del hombre "natural", masculino, recién salido del bosque con su hacha al hombro y su aroma sudoroso de macho montañés. Pero cuando nos adentramos en las páginas de la revista encontramos otra cosa bien distinta: más de la mitad del ejemplar son anuncios de objetos, ropa y complementos ideales para la fabricación del oso perfecto: vaqueros, camisas de cuadros tipo leñador, tirantes, gorras, botas de montaña, cinturones, llaveros, muñequeras... O sea, un montón de "trappings" que, colocados en un cuerpo más o menos gordo con una perilla perfectamente recortada, constituyen ese hombre 'natural' tan ansiado.

Aunque nadie cuestiona el atractivo de esa imagen para muchos de nosotros, es importante señalar que la masculinidad no deja de ser una representación, lo que Butler llama "una performance de género".. El nombre de uno de los bares más famosos para osos da cuenta, quizá a pesar suyo, de lo artificial de la masculinidad osuna: "Bear factory". En efecto, se trata de un proceso de 'fabricación' de osos, donde uno asume esos requisitos estéticos y se construye como oso. Los bares para osos de Sevilla siguen con la misma copla: "El hombre y el oso" y "Man to man", título que nos recuerda una de las peores frases de la tradición heterosexista, cuando el padre se acercaba al hijo y le espetaba con eso de "vamos a hablar de hombre a hombre", frase que producía un pánico inmediato en el hijo en el caso de que fuera marica.

En el mundo leather la cosa no es menos teatral. La cultura del cuero valora también los cuerpos masculinos y viriles, hasta el punto de no dejar entrar en sus bares a las mujeres (como si la masculinidad fuera una cosa de hombres, cosa que mujeres como Judith Halberstam -Female masculinity- o Del Lagrace Volcano -Sublime Mutations- han cuestionado radicalmente con sus prácticas y sus libros). Sin embargo, en la puerta del bar Eagle de Madrid encontramos toda una lista de requisitos de entrada que nos dicen cómo alcanzar la masculinidad: ropa de cuero, botas, zapatillas deportivas (no dice de qué marcas), uniformes (suponemos que no vale el de las Concepcionistas, como ya señalaron en una ocasión Paco Vidarte y Ricardo Llamas), trajes de bombero o de obrero de la construcción, prohibido llevar colonia... Vista la lista de trajes, es fácil comprender que la cultura leather se basa en el travestismo, por mucha rabia que les dé esa palabra a los militantes leather más integristas (que no son todos).

Los movimientos bear y leather podrían ser un buen ejercicio de desvelamiento de la fragilidad y provisionalidad de la masculinidad, en vez de convertirse en un nuevo alegato de identidades esenciales y naturalizadas sobre lo masculino. De hecho, el panorama no es tan triste lo he pintado hasta ahora. Una de las situaciones más divertidas y subversivas que podemos ver en este mundo es cuando dos o más osos comienzan a soltar pluma como descosidos, o cuando a un grupo de moteros leather chillan desesperados porque se les ha roto la cremallera de la chupa de cuero (doy fe de que se trata de casos verídicos). Estas situaciones rompen con el código de la masculinidad, y disuelven la posibilidad de reforzar esa imagen del hombre cerrada y tradicional que tanto contenta al dispositivo heterocentrado (¡que majos: son maricas pero no lo parecen!). Lo subversivo de nuestras identidades es mostrar su fragilidad, como un espejo que devuelve al sistema homófobo que nadie está a salvo, que no hay un lugar seguro donde reposar la cabeza... o el culo.


Javier Sáez
www.hartza.com
hartza@hartza.com
 

martes, octubre 01, 2002
 
¿Importa el tamaño?

Digamos que a mi sí me importa. Y conozco a muchos que dicen no tener en cuenta "eso", pero me consta que no es así. Con ello, no quiero decir que uno haga del tamaño de una polla (de la propia o de la del otro) una cuestión binaria (o sea "1" me vale, "0" no me vale). Hay muchos matices. A menudo, ni siquiera es el factor preponderante. Más aún, en algunos casos, incluso con una mala puntuación en el capítulo "polla", un tío puntúa muy por encima de la media. Verlo todo como una cuestión de tamaños es más bien triste, por lo limitado. Pero negar la evidencia, tampoco me parece lógico.

El tamaño importa: no siempre gana una polla grande, pero una polla grande siempre merece la pena. Al menos las que yo he conocido en gente (tontería mía: nunca he visto una polla suelta, salvo las de goma de los consoladores, pero no es lo mismo), las grandes, digo, siempre eran guapas de ver, encantadoras de coger con la mano, de saborear.... y desde luego, si te gusta que te follen (y a mí me encanta), un pollón es siempre digno de ser bien atendido. Aunque te parezca al principio algo que no va a poder entrar por ahí... con dedicación y divirtiéndose, lo de sentirte bien lleno, y que te peguen unos buenos trallazos es que no tiene nombre (escribo esto y me pongo choto, cuánto vicio tengo).

Mi marido se suele reir con el asunto, porque en cuanto veo un pollón me cambia la cara. Vamos, que a un tío que en otras circunstancias no le habría hecho demasiado caso, en cuanto descubro un buen instrumento... así como que se le dan nuevas posibilidades. Ya, osuno lector, sé lo que estás pensando, que soy un putón. Y no andas descaminado...
 

Comentarios, historias y desventuras de un oso - un oso es un hombre gay a veces peludo, otras fornido o gordo, un maricón nada preocupado por parecerse al chico danone, más bien todo lo contrario

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