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Un oso en la cueva
sábado, octubre 18, 2003
 
Carta de Sor Cavidad

Don "oso en la cueva":

No sabe lo que me alegra el que haya disfrutado de la kedada sevillana más que de encontrar pelos no propios entre las sábanas.

Lo primero que debo decir es que sólo he participado en "actos" (públicos, se entiende) de alguna kedada...y mi sensación se deduce de ellos, logicamente.

Dices que se llegan a congregar hasta seiscientos tios... y siempre me he preguntado qué es lo que les une o les hace juntarse... ¿una visita turística a alguna ciudad desconocida y maravillosa por descubrir? ¿comprobar el principio líquido de que 600 cuerpos sumergidos en una piscina ocasionan riadas en las calles adyacentes? ¿comer, comer y comer....y, al salir del restaurante/bar/tasca, seguir "comiendo" en la pensión/hotel/piso?

Sí, ya lo sé... es demagogia barata... lo que les une es... ... ... mira, no lo sé. Tampoco imagino qué hace a un grupo de "locos" montar algo así... desde Evita Perón la caridad ha sufrido pocas diferencias y Roberto Carlos con su "Yo quiero tener un millón de amigos" queda algo soso para fondo musical de osera.

Se hacen amigos/conocidos/amantes/carnaza/amores en los canales, que parecen ser los centros organizativos de estos eventos... pero de ahí a viajar a kilómetros de distancia para saludar, ya no a los amigos, sino a los 10 minutos que tus amigos van a poder tener para saludarte a tí y al resto de conocidos/amigos/amantes/carnaza/amores/etc.

Debe ser que llevo muchos años de clausura pero como una mesa de 6 "hermanas", nada.

Tu crónica, don "oso en la cueva", trata tantos temas y todos tan interesantes que tardaríamos hablando de ellos lo que suele tardar, de media, un oso en dirigerle algo más que una mirada a la "pieza" inspeccionada, radiografiada, babeada y alejada. Los hechos son muchos, los porqués menos.

Suya afectu-osa-mente

Sor Cavidad


Pd: tratandose de mí... aquí va un "rosario" de las "perlas" que encuentro en su texto

una penetración de internet diferente de la actual
...no, si ya sabia yo que el fín último de Internet...

gente que como tú, estaba viviendo una especie de armario dentro del mundo gay en el que primaban (lo siguen haciendo) los cuerpos "esplendorosos" y la pluma "provocadora"
...no nos equivoquemos, el modelo físico no lo impone el mundo gay... si es que existe el mundo gay y si puede imponer algo a quien es "apartado" de un mundo para que le "aparten" en otro. ¿No estaremos acolchando con pelo un bonito armario sólo para nosotros? ¿por qué los "esplendorosos" y los de "pluma provocadora" no se "organizan"? ¿quién excluye a quien?

realmente el curro por la visibilidad, la normalidad, los derechos de los gays no han sido cosa de los osos, de hecho uno echa de menos cierta beligerancia entre los osos por estos temas
amen :O)

Lo de los osos empieza a ser conocido y, como siempre sucede, hasta se comienza a generar una "moda osa" en la que lo superficial es mucho más importante que lo que hay en el fondo (si es que hay algo).
más que amén.

Ahora, la potencia del movimiento (ningún otro colectivo consigue montar fiestas como las osunas, más allá del día del orgullo y de la actividad de los clubs que montan fiestas) es un hecho, de hecho ese sentimiento de pertenencia es muy fuerte, más incluso que el de sentirse "gay".
este párrafo solo da para un libro entero.... pero sólo diré que hay grupos (de guapos, locas, osos y demás) que hacen OCIO común... comparten algo más que pelo y sexo... sus hobbies (que, por si alguno no lo sabe, no son los del Señor de los Anillos)
 

miércoles, octubre 15, 2003
 
De KKDs

O sea, quedadas, reuniones de estas que existen en el mundo real pero que reúnen a gente que nos conocemos, principalmente, por el mundo "virtual". Vengo de la de Sevilla, del cuarto Guadalkibear, que ha sido todo un existazo. Y que sabe mantener, desde la primera edición, un airecillo característico, de colegueo, que le hace a uno pensar en si será cierto eso de que Sevilla tiene un color especial. No sé cuánta peña se juntó en el barco, pero más de doscientos seguro. Una gozada: poderse encontrar con gente a quien no veías desde hacía mucho tiempo, o de quienes habías perdido la pista, conocer en persona a gente con la que en los últimos tiempos venías hablando, encontrarte a gente de la que nada sabías y con la que has pasado momentos estupendos... y, claro, también conocer finalmente a gente con la que no ha sido como cuando chateabas, o no conseguir dar con alguien a quien tenías ganas de ver. Bueno, y si has querido, follar con gente cuando surgió el momento y la apetencia (a este respecto, se agradecería que en las fiestas de osos se dispusiera cerca una zona de recreo, jajajaaa... todo sea por pedir).

Pero no quería hacer aquí una crítica (y menos una loa) a Guadalkibear, sino reflexionar tranquilamente sobre esto de las kkds y cómo ha ido evolucionando. Recuerdo viejos tiempos de las primeras reuniones que salieron del canal de #gay_osos del irc, y he hablado con personas que estuvieron en la gestación de la primera de todas, de esos tímidos primeros pasos del movimiento de los osetes (algún día alguien deberá comenzar a recopilar esta pequeña historia, antes de que se pierda). Se trataba entonces de algo muy diferente, con menos gente, posiblemente con una media de edad mayor que la actual (respondía, evidentemente a una penetración de internet diferente de la actual, todo hay que entenderlo en su contexto): era todo más ¿sigiloso? No sé si el adjetivo es adecuado, pero se estaba más sin estar, o al menos con una cierta transparencia hacia el exterior que ahora, con fiestas en las que van 700 personas, es más difícil de mantener.

No digo que eso fuera bueno. Era así. Apenas había bares de osos por aquí, apenas se sabía lo que era un oso, y apenas nadie sabía nada de lo que podría pasar en el futuro. De hecho, era una especie de necesidad de reconocerse, de encontrarse con gente que como tú, estaba viviendo una especie de armario dentro del mundo gay en el que primaban (lo siguen haciendo) los cuerpos "esplendorosos" y la pluma "provocadora". Frente a eso, y digo deliberadamente "frente", había gente con cierta rudeza no exenta de ternura, amantes de una "normalidad" a la que el estereotipo gay no aspiraba, al menos no superficialmente. (Conste: no es cosa de ponerse épico, porque realmente el curro por la visibilidad, la normalidad, los derechos de los gays no han sido cosa de los osos, de hecho uno echa de menos cierta beligerancia entre los osos por estos temas, más allá de pasear nuestros modelitos tan "bear" el día del orgullo... otro tema, del que hablaremos en otra ocasión). Bueno, que las primeras kdds surgían como un encuentro entre iguales, con ganas de conocer a ese con el que habías chateado tanto, poder comer o cenar juntos, igual montarla en la sauna, y tomarte unas copas en un garito donde pudieras, si surgía, quedarte con el pecho al aire y tocar un poco de carne y pelos...

Ahora las cosas son muy diferentes, y no lo digo con nostalgia. Simplemente constato que hay más bares, que el rango de edades es mucho más amplio, surgen un montón de clubs por todos los lados, kdds como la de Madrid congregan en sus fiestas (porque poco más son) a seiscientos tíos... Lo de los osos empieza a ser conocido y, como siempre sucede, hasta se comienza a generar una "moda osa" en la que lo superficial es mucho más importante que lo que hay en el fondo (si es que hay algo). Ahora, la potencia del movimiento (ningún otro colectivo consigue montar fiestas como las osunas, más allá del día del orgullo y de la actividad de los clubs que montan fiestas) es un hecho, de hecho ese sentimiento de pertenencia es muy fuerte, más incluso que el de sentirse "gay".

Con tanta gente, sin embargo, es casi imposible conocer a todo el mundo. Y quien lo intenta, acaba destrozado (todos hemos visto en las kdds cómo los planes de follar con veinticinco o así que traía Pepito se van al carajo la primera noche cuando se duerme medio borracho en el primer bar, etc etc). Es decir, que se forman grupos, porque la gente se conoce de tiempo, y es natural que vayan por su cuenta. Luego están las parejas, que unas vienen con planes diferentes de otras. Hay más gente joven y más gente mayor. Hay guiris, que vienen alentados por lo que se oye hablar de las kdds de osos españolas (es cierto: comienzan a tener su fama...).

Para los organizadores, todo esto supone una situación diferente: del voluntariado inicial, vamos pasando a una especie de profesionalización que incluye una lógica comercialización del asunto. Digo lógica porque no se puede esperar que todos los años cinco personas se curren por la cara todo un tinglado de estos. Otra cuestión es si se va dejando algo de lado, si se está perdiendo algo en el camino de las kdds más masivas y más rentables.

A mi modo de ver, en Sevilla queda mucho del empuje inicial, lo comentaba al principio. Me temo que en Madrid o en Barcelona no pase lo mismo: que el camino en estos lugares multitudinarios es irse acercando más al estándar europeo de Bear Meeting. Zaragoza es caso aparte: sigue siendo pequeñita, coqueta, y parece que por ella no pasa el tiempo. El peligro es que haya un efecto de rebote: que la comercialización del asunto comience a cansar (ya está pasando, al menos eso he oido comentar a ciertas personas que antaño no se perdían una kdd). Posiblemente, en un futuro a corto plazo convivirán estas fiestas más masivas con otras concentraciones más reducidas. Como ejemplo pienso en las acampadas que han organizado otros años los de Xauen, MadBear, los osos extremeños (AgroBear), o iniciativas gallegas como el Bearcocido o la Bearchurrascada... (Nota paralela: ¿no cansa un poco esto del Bear-loquesea? en fin, todo sea por ponerse bajo el paraguas de la marca de éxito).

En fin, aquí he tirado unas reflexiones rápidas sobre el asunto. Me gustaría que hubiera más opiniones. Ya sabéis que nos las podeis hacer llegar a info@lacuevadeloso.org y las publicaremos por aquí. Lo mismo otro día sigo con alguno de los temas que he ido dejando esbozados, u otros que están en el tintero.

Saludos a todos


Un oso en la cueva
 

Comentarios, historias y desventuras de un oso - un oso es un hombre gay a veces peludo, otras fornido o gordo, un maricón nada preocupado por parecerse al chico danone, más bien todo lo contrario

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