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Un oso en la cueva
lunes, enero 06, 2003
 
Hablar por cagar...

Ya he comentado por aquí más de una vez que no deja de sorprenderme (e indignarme) esa manía que tienen algunos -muchos- de los habitantes de los chats osunos de hablar de los demás, pero sobre todo de hablar MAL de los demás, de cotillear, de juzgar a lo loco con sus prejuicios y demás... un deporte que no solamente es deporte nacional, que está por todos los lados, pero que en estas pequeñas comunidades más o menos virtuales -desde luego nada virtuosas- es moneda bastante común.

Y me jode, sobre todo porque es una actitud completamente impresentable. ¿Qué se puede decir de alguien que simplemente se dedica a contarte, cada vez que te ve, lo malo lo horrible lo impresentable que es Mengano o cómo se lo hace con Zutano.

En los últimos tiempos me he encontrado con que algún buen amigo me informaba de lo que "se decía" de mí por ahí. Lo que no deja de tener su gracia: realmente las cosas no "se dicen" sin más, palabras que vienen por el aire o algo así. Realmente hay gente, en mi categorización personal -me demuestran- verdaderos capullos, que van por ahí hablando de mí, esta vez, pero de otros otras veces.

Bueno, uno me contó que otro... (las historias siempre le llegan a uno así, qué penoso): total, que Mengano (que tiene nombre y nick ahora conocidos por mí, pero que paso de mencionar porque no le quiero conceder ni siquiera el honor de figurar por aquí jejeje, eso me lo reservo para la gente que lo merece) debe andar por ahí diciendo de mí y mi marido que somos "la parejita pornográfica". Tal apelativo, que he de suponer no tenía connotaciones precisamente cariñosas, aunque a mí me hizo gracia y me lo he apropiado como bandera para lucirme/lucirnos, lo iba soltando a quien quisiera oirle... "ah, sí, esos... la parejita porno..." (como diciendo, qué te voy a contar... vamos... etc etc).

"Pobrecito..." me daba por pensar en algún momento." ¡Qué cabronazo!" en otros... Porque aunque en el fondo, todo el mundo tiene el derecho inalienable (toma ya) de poder decir lo que quiera, lo cierto es que no todo lo que uno puede decir está bien dicho, o es educado, justo o compasivo mínimamente. Cuando me preguntan por alguien, y ese alguien me cae mal, o he tenido historias, simplemente digo "bueno, le conozco. No lo trato. Punto". Esto, me temo, me impide seguir muchas de las conversaciones del canal, porque no entro en el juego de contar si se acostaba con quién o le puteaba a quién, o si decía o dejaba de hacer tal o cual cosa. No me van esos rollos. Hablar por cagar... por andar jodiendo.

En cierto modo, la gente que tan así actúa pretende disponer de una especie de control sobre los demás, porque tienen su agenda repleta de datos que podrían soltar si les apetece o interesa en cierto momento. Ingenua pretensión, claro está: ese tipo de actuaciones caracterizan más -y mejor- a quienes las realizan que a los sujetos de las historias que cuentan.

Otro amigo me contaba que Zutano le había dicho: "ah... esos, cuando les iba bien en el sexo tenían pareja cerrada, ahora que no se lo hacen, la tienen abierta". ¡Manda cojones! ¿Quién es ese Zutano para saber cómo funcionamos en la cama mi marido y yo, salvo que la hayamos compartido con él -cosa que me consta no es así? ¿Qué gana ese imbécil construyendo esas pamplinas y soltándolas por ahí? Ciertamente, quienes hagan caso de esas fábulas (aunque fueran ciertas son fábulas, cotilleos, desmanes) quedan igualmente emponzoñados. Enmierdados en esa red de porquería.

Leí por ahí de otro canalero, Fulano, que tal kedada no había sido lo que debía haber sido porque había visto a algunos (refiriéndose a mí, entre otros) corraleros famosos esos mismos días en otro sitio. ¿Qué pretende sino inmiscuir a otras personas en una teoría maledicente propia? Qué manía de andar implicando a la gente en guerras personales, liarnos a otros en sus prejuicios o problemas de relación con otros.

Cada vez más, esta gente me asquea. No por lo que son, sino por lo que hacen, por el ambiente que van creando.

Hace unos días, una persona que acaba de empezar a entrar por #gay_osos me decía que se quedaba asustado del control que parecían tener unos cuantos sobre todos los demás, que no es sólo que la gente ya se conociera, sino que se había encontrado unos cuantos que parecían el "Qué Me Dices" del canal, contándole lo horrible de éste, cómo la tenía aquél, si ese y el otro se lo habían hecho con no sé quién y etcétera etcétera.

Cabe pensar que, y es triste, en un país en el que al fin y al cabo la industria del cotilleo y la desvergüenza mueve tanta popularidad y dinero, eso nos contamine un poco a todos. Pero, por eso, debemos ser más precavidos, estar más atentos a este tipo de hijoputas y cortarles el rollo cuanto antes.

Propuesta final: cuando te venga uno y te empiece a soltar cosas de esas como las que he comentado, dile, simplemente, que pare. Que no te va, que te parece además sucio, vergonzoso e inapropiado hablar así de nadie. Que gracias, pero que busque a otro, porque tú no eres de esos. Porque... ¿no lo eres, verdad?
 

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Comentarios, historias y desventuras de un oso - un oso es un hombre gay a veces peludo, otras fornido o gordo, un maricón nada preocupado por parecerse al chico danone, más bien todo lo contrario

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