.comment-link {margin-left:.6em;} <$BlogRSDURL$>

Un oso en la cueva
viernes, noviembre 08, 2002
 
El perro del hortelano

Parece que por el mundo de los osos abundan, estos que ni comen ni dejan comer. O al menos, a quienes parece repatearles que haya gente que haga lo que le apetece hacer. Será porque van de puritanos (o puritanas), y digo esto porque a menudo la causa de sus maledicencias, comentarios despectivos y cotilleos es la vida sexual de los demás. Que si fulanito, fíjate, será zorrón, que no paró el otro día de comerse a éste, por cierto, vaya pieza éste. Y así hasta ciento. Vienen, los perros del hortelano, de antigua tradición española. Pero posiblemente se trata de un arquetipo bastante universal.

Personalmente, se me hace una higa lo que la gente, especialmente cierta gente, opine o vaya diciendo de mí o de otros. Es su derecho, porque incluso el derecho a ser idiota es un derecho humano. Pero, claro, que no pretendan que les respete, o que por mi parte opine yo de ellos como aquí lo hago. Me la sudan, pero me deprimen tantísimo...

Seguro que la Hermana bastarda de Lisa Simpson hablaría de este sentimiento mucho mejor, pero hoy, haciendo recuento de tantas cosas que uno va viviendo, siento un poco de tristeza, me parece bastante decepcionante, que haya gente que cifra -aparentemente- el valor de las personas en lo que hacen con su polla, su culo y demás zonas erógenas, y en con quién o quiénes lo hacen o dejan de hacer.

Veo con cierta desesperación cómo, día a día, la nómina de las gentes que dedican una parte sustanciosa de su tiempo libre a hablar, generalmente mal, de otros colegas osos (y familia) va aumentando. O al menos cómo hay mucha gente que les da pábulo o un mínimo de credibilidad. Me cabrea, para qué negarlo, que la tontería de ese perro proverbial sea norma de vida de tanta gente que, estoy convencido, podrían hacer algo más interesante.

¿Somos, los que habitamos este pequeño biotopo de los osos y familia, tan cerrados de mente que no podemos emplear nuestras neuronas en otra cosa? Quizá en otro momento yo mismo sería capaz de rebatir estos comentarios tan pesimistas. Pero lo cierto es que parece difícil salir de esta dinámica. Quizá si uno analiza de qué ha hablado principalmente en los últimos tiempos con otros compadres por el canal, en la kdd de Sevilla o por los bares, pueda empezar a detectar que el virus de la envidia puritana le está afectando demasiado. Puede ser un primer paso para intentar buscar arreglo. Antes de que sea demasiado tarde.

¿No te convence el argumento? Piensa entonces, por favor, en el daño que a veces se puede causar a otra gente. Conozco ya a demasiados amigos a los que alegremente se les ha calificado de manera odiosa, sin reconocerles el derecho inalienable que tienen a hacer de su capa un sayo. Y sé que yo mismo, o mi marido, hemos adquirido famas varias gracias a la labor de estos perros de hortelano. ¿De verdad que te parece normal algo así?

En fin, saludos a todos los lectores en esta noche un tanto desesperanzada (porque siento que el mundo no va a cambiar demasiado, si nosotros mismos caemos en los mismos errores de quienes nos oprimen).

 

Comments: Publicar un comentario


Comentarios, historias y desventuras de un oso - un oso es un hombre gay a veces peludo, otras fornido o gordo, un maricón nada preocupado por parecerse al chico danone, más bien todo lo contrario

ARCHIVOS
agosto 2002
septiembre 2002
octubre 2002
noviembre 2002
diciembre 2002
enero 2003
febrero 2003
abril 2003
mayo 2003
septiembre 2003
octubre 2003
noviembre 2003
diciembre 2003
enero 2004
febrero 2004
marzo 2004
abril 2004
mayo 2004
agosto 2004
septiembre 2004
diciembre 2004
enero 2005
junio 2005
agosto 2005
septiembre 2005
octubre 2005
mayo 2006
junio 2006
marzo 2007
septiembre 2007


Powered by Blogger