.comment-link {margin-left:.6em;} <$BlogRSDURL$>

Un oso en la cueva
martes, septiembre 24, 2002
 
Las saunas

No sé si ya lo había comentado por aquí, o aún no. Pero ahí va: me encantan las saunas. Las de hombres, quiero decir. Las de maricones que van a pasar un buen rato viendo y tocando. Y cuando pienso en lo bien que me lo paso en ellas, y en la antigüedad que algunas tienen, me doy cuenta de todo lo que me perdí durante un buen montón de años, cuando vivía en un mundo en el que esos lugares no existían. Vamos, que yo ni me había enterado. Así que me qudaban, en aquellos años, los cines cerca de Sol, las estaciones de autobuses... poco más. Era cuando pensaba que era un bicho raro porque me gustaban los hombres rudos, mayores que yo. Y con los amigos maricuelos que me llevaban por el Chueca de mitad de los ochenta (sorteando los kinkis y los colgaos, metiéndonos en el Ras con las locazas de la modernidad etc...) me encontraba completamente fuera de lugar. Ni era yogurín ni me iban las modas petardas. Ojalá alguien me hubiera hablado entonces de las saunas...

No fue así, y las descubrí mucho después. Entré en mi primera sauna en Barcelona, la Condal de la calle Espolsasacs. Iba de la mano (lo digo en serio, al menos en dos o tres sitios le di la mano, que entre la oscuridad y el acojono estaba de los nervios) de un colega que ya había experimentado esos placeres húmedos y calientes. Un poco con la excusa de no haber estado ni saber cómo se organizaba el dédalo de pasillos, escaleras y demás. Un poco acojonado con las miradas tan descaradas de algunos de los hombres, que me hacían bajar la cabeza (qué ridículo...). Allí me metí en la sauna húmeda, sin ver nada. Y es que en estas zonas oscuras servidora se pierde del todo: no veo nada de nada... así que a palpar buscando una pared libre, o una mata de pelo. Allí me magrearon, magreé, montamos numerito... y me susurraron a la oreja esa frase casi mítica de las saunas: "¿vamos a un privado?". Ahí salí detrás de un hombrón de esos que uno sólo puede encontrarse normalmente en las saunas. Y descubrí las angostas cabinas, el efecto del sudor sobre el escai de las colchonetas, y el cielo que uno descubre siempre al follar y ser follado. Aquél día conocí también alguna estatua -de las que ya he hablado por aquí.

Me encantó la experiencia, así que seguí repitiendo: he recorrido con el tiempo una buena parte de la geografía de las saunas y en algunas hasta me conocen. Bueno, lo cierto es que en cuanto uno empieza a recorrer estos lugares, es más que normal encontrar caras conocidas. E incluso hacer amigos, aunque puede sonar un tanto extraño para un lugar en el que lo que prima es el polvo y adios buenas. Mucha gente ni te dice su nombre, ni se queda un ratito después de correrse. Allá ellos.

Debo explicar que me van las saunas en las que veo gente de la que me gusta: osos, gordis, peludetes varios, maduros... a las saunas viene mucho tío casado que no puede encontrar sexo (o no le apetece) en otros lugares. Lo cierto es que tiene su lógica: te encuentras en un lugar en donde todo el mundo sabe a lo que va, con lo que las explicaciones sobran. Como sobran los flirteos eternos que puedes contraer en un bar y tirarte media noche intentando ver si finalmente va a haber cama o no. En la sauna no hay necesidad de largas presentaciones y, de tomarte algo con el maromo, normalmente lo haces después del polvo, sin prisas ya. Esas son las saunas que me van. Por las tardes de los días de labor, o el domingo durante el partido de fútbol (la incauta de turno se piensa que su hombre está en plan hincha y lo cierto es que se está hinchando, pero no en el estadio). Las otras, con mucha tontería, juventud o chaperos, sencillamente las evito. Alguna vez he caído en una de esas, pero entre que no me comía nada y que tampoco veía nada que comer, me sentía estafado. Alguna otra vez he caído en una que estaba casi desierta, y ahí sí que me he sentido estafado del todo. ¡Joder! podrían avisar de eso a la puerta antes de pagar la entrada... que por cierto no es regalada precisamente.

Mis favoritas... no van en orden: la Príncipe de Madrid (ahora cambió de sitio y está toda nueva que da gusto... aunque antes, toda cutrecilla ella y con plantas de plástico, aún así, tenía un encanto como sólo lo dan los hombres que la poblaban. Afortunadamente, ahora siguen yendo, a la nueva). La ya mencionada Condal de Barcelona (y mira que está vieja... pero qué morbazo da perseguir y ser perseguido por los pasillos de puertas rojizas). La Nordik de Murcia, sobre todo las tardes de los jueves, que es día de descuento y los huertanos se meten ahí a ponerle a uno malo del corazón y de todo. También es Nordik la de Sevilla, nada mal para conocer el "producto interior bruto", que le llama M. Y también de la misma cadena en Zaragoza. Todas ellas muy mejorables, pero como a lo que uno va es a pasárselo bien con otros tíos, los criterios de calidad, diseño, modernidad e incluso limpieza pueden quedar un poco en segundo lugar. Desde luego, la de Atxuri en Bilbao (Oasis), que es un clásico y recientemente la mejoraron. Uuuuf la de cosas que me han pasado en ella. Bueno, la de Valencia de la Avda. del Puerto, que nunca me acuerdo cómo se llama, Thermas o algo así, pero que es todo un lujo, hasta con piscina. Y a veces bien surtida de osazos. En Figueres hay una que es una gozada, si uno pilla la tarde en que medio Ampurdá va por ahí a golfear... En Santiago de Compostela también disfruté, así que la incluyo en la lista: Azul, se llama. Añado Venconmen de Donostia, que me resulta simpática, muy moderna y bien puesta para ser tan pequeñita, pero donde siempre echo a faltar más hombres de los que ves por ahí fuera de ella... ¡a ver si se animan a entrar, kontxo! Y la de Torremolinos, que tiene su aquél. Bueno, y una que es simplemente surrealista, la de Sitges, donde caímos una tarde de fiesta de espuma y resultó cosa de muchas risas... y hombres. Realmente, ahora que estaba haciendo memoria, me doy cuenta de que en casi todas me lo he pasado, al menos, aceptablemente, y muy normalmente, muy bien. No fue así en ninguna de las dos de Playa del Inglés: la que está en el Yumbo, un timo: vacía y cutre. La otra, del Nilo, vacía, aunque prometía. Igual no fui ni el día ni a la hora adecuada...

Del extranjero no puedo (aún) comentar mucho. Aunque recientemente caí en Costa Rica en una que era alucinante, un poco como salida de Eyes Wide Shut... en cierto modo. Se trataba de un antiguo hotelito de dos plantas, reconvertido en sauna (EL sauna le dicen por allá), y habían mantenido las habitaciones tal cual, con lo que uno tenía, en vez de estrechas cabinas, toda una cama de matrimonio (o dos en alguna habitación), además de baño completo. Un lujo. Y los osos ticos, uuuuf. Bueno, y debería hablar, pero lo haré otra vez, porque se merece más espacio, de las saunas de Estambul. Y de los hombres de allá. Y...

Bueno, pues eso, que me encantan las saunas. El sexo sin complicaciones. Un poco a lo canalla. Y ese toque hasta ridículo de ver a todo el mundo con un faldellín de tela a la cintura. Alguna vez he pensado: ¿no sería mejor que fueran directamente nudistas? Mucho más sencillo y más agradable a la vista (ya, ahora el lector comentará eso de que así entreviendo entretapando se consigue más morbo: pero lo siento, me encanta la desnudez más completa).

Me pasaría las tardes en las saunas con los hombres, pero no es cosa de arruinarse así (económicamente hablando, digo). Y eso que, a pesar de que me encantan, de que ya las conozco y sé lo que hay y que no me acojona nada de lo que hay o se busca, sino todo lo contrario, sigo teniendo una especie de ataque somático irracional que me hace, nada más desnudarme, tener que ir corriendo al baño. Un esfínter nervioso o algo así, dictaminaba el buen amigo, y amante también de las saunas, P. Será cosa de esa jodida educación con la que nos machacaron contra los vicios nefandos. Qué jodidos, si hay muchos curas que también son clientes fijos de ellas...


 

Comments: Publicar un comentario


Comentarios, historias y desventuras de un oso - un oso es un hombre gay a veces peludo, otras fornido o gordo, un maricón nada preocupado por parecerse al chico danone, más bien todo lo contrario

ARCHIVOS
agosto 2002
septiembre 2002
octubre 2002
noviembre 2002
diciembre 2002
enero 2003
febrero 2003
abril 2003
mayo 2003
septiembre 2003
octubre 2003
noviembre 2003
diciembre 2003
enero 2004
febrero 2004
marzo 2004
abril 2004
mayo 2004
agosto 2004
septiembre 2004
diciembre 2004
enero 2005
junio 2005
agosto 2005
septiembre 2005
octubre 2005
mayo 2006
junio 2006
marzo 2007
septiembre 2007


Powered by Blogger