¡Hola, Mundo!
Comienzo aquí una bitácora /blog/ personal contando las cosas que le pasan a uno por ser un oso...
¿Un oso? Bueno, más o menos... uno podría eternizarse en descripciones, porque osos hay de muchos tipos -y especies-, pero cumplo en general las características adecuadas. Soy hombre, varón, homosexual, me gusta ser así, ¿diríamos masculino? sin que ello afecte mi opción sexual. O, dicho al revés, mi opción sexual (me encantan los tíos, ¿vale?) no me caracteriza de manera especial. Ni en mi aspecto ni en mi forma de actuar. (Salvo cuando salgo de caza, evidentemente, porque toda persona desarrolla entonces pautas de conducta específicas... aunque de eso habrá tiempo y espacio para hablar). Tengo algo de vello corporal, aunque no soy un osete peludo, me gusta llevar perilla, o barba, a veces sólo bigote, y muchas otras un desaliñado -pura vagancia... - desafeitado de varios días.
Hay osos que son una manta de pelo, los hay enormes, los hay barrigudos, unos tienen canas y otros están macizos. Hay osos estilo armario ropero y otros pequeñitos. Los hay con enormes barbas o con perillitas de diseño. Otros ni llevan barba. En cierto modo, "oso" marca también más un estado de ánimo, una disposición ante la vida (la vida de maricón, quiero decir) característica.
No lo había dicho, pero también me gustan los osos, muy en general. Porque lo cierto es que me gustan los hombres que me gustan. Uno tiene sus preferencias por ciertos físicos, pero no son, en mi caso, una cuestión de medirlo todo por la cantidad de pelo, la altura o el peso. A veces es más una mirada, la forma de moverse, o el tono de la voz. O si tiene un pollón, que es una de mis debilidades en cuestión de gustos de hombre. ¿Soy de amplio espectro o sencillamente un putón?
Hace más de dos años que vivo con mi marido, que es un encantador osete, algo más bajo que yo y algo más gordete (bueno, los dos tenemos sobrepeso y nunca nos animamos a hacer gimnasia para templar un poco las carnes, a veces un poco fondonas y sueltas). Nos consideramos un matrimonio, aunque eso, por el momento, no pueda ser así en España. Afortunadamente, vivimos en Navarra, donde las leyes forales permiten, desde hace dos años, a las parejas "estables no casadas" los mismos derechos que a los matrimonios "convencionales": podemos hacer la declaración juntos, tenemos cobertura por la seguridad social, nos podemos declarar herederos por completo, etc etc.. e incluso podríamos adoptar conjuntamente. No está mal, es lo mejor que tenemos en España. Pero es injusto e indigno, un verdadero atentado a los derechos humanos, que no podamos ser simplemente un matrimonio.
En esta primera entrada de esta cuevecita, en la que uno suele contar algo de sí mismo, o de lo que pretende por aquí, no debería olvidarme de nada. Pero es difícil, así que habrá temas que se irán introduciendo poco a poco. Así que por el momento cierro esto.
Lo dicho, ¡hola, Mundo!