DOÑA OSA
El otro día chateaba con una persona que se siente oso, y me dijo que el ambiente (los bares gays) osuno de Madrid le daba un poco de repelús. A mí, en general, me gusta, sobre todo porque conozco a bastantes personas por allá y uno siempre se encuentra a amigos con los que charlar. Lo cierto es que, con el tiempo, las posibilidades de montarse un ligoteo en uno de estos bares han disminuido, porque siempre hay
demasiados conocidos. Y no es cosa, da un poco como de corte. El qué dirán, que tira mucho... (Y he dicho Madrid, pero podía haber puesto aquí cualquier otra ciudad con bareto de osos).
Pero él no se refería a esto, sino a que había visto mucha gente que se nombraba en femenino y que hacía lo mismo hacia los demás. "Hija, cómo estás hoy, pedorra..." y ese tipo de cosas. Le parecía, al colega este del chat, algo horrible, especialmente en gente que hace de la masculinidad una especie de marca de fábrica. En cierto modo tenía razón, por otro lado no. Como suele pasar.
Yo misma juego a veces a cambiar el género. Posiblemente dar demasiada importancia al género no es bueno. ¿Hay una especie de equilibrio? El que uno quiera ponerle. "Afeminado" o "varonil", estamos hablando de actitudes mediadas por lo que esta sociedad asigna a cada género. Los niños jugando con camiones y las niñas con muñecas, y cosas de esas, pero convertidas en norma de ley. Y el que se mueva, palo y tentetieso.
Personalmente, encontrarme con un tiazo, de esos de aspecto que parecen salidos de una revista de osos americana, grandotes, peludos, viriles, vestidos incluso de leñador canadiense, y de repente, verle amaneramientos o oirle la voz atildada me desinfla un poco la líbido. (Un poco, he dicho...) Pero he de reconocer que eso es una cuestión de lo que a mí me gusta o deja de gustar. Y no caeré en la tentación tan usual de pensar que mis gustos deben crear jurisprudencia.
Sin embargo, en el mundo osuno, sí he encontrado a gente que, como este amigo del chat, mantiene que lo viril está bien, lo afeminado (incluso aunque no llegue a convertir a esta persona en una Marujita Díaz con -más- pelo) no. Y es reprobable.
¿Será cosa de que en cierto modo (y de esto espero poder escribir más a fondo) los osos somos un poco "homófobos"? Me explico. No homófobos
sensu stricto porque sería estúpido (cierto que hay estúpidos, y estas contradicciones se dan en mucha gente, como esos maricones que se dicen católicos, o que votan al PP, por ejemplo...). Pero homófobos en cuanto a que, como tribu, los osos se quieren separar del resto de la chusma gay, que es tan fashion victim, tan musculoca o tan yogurín amanerado. [Nota para otro día: muchos otros
sectores del mundo gayo son también igualmente reticentes de los que van de machorros. Ellos también caen en esa homofobia sectorial]
Me da la sensación de que a veces los osos (yo mismo lo siento, o reconozco esa tendencia en mí) nos creemos superiores a los otros gays porque "no se nos nota". Y nos separamos de ellos no porque realmente no nos atraigan, sino porque son "maricones" de los de siempre.
Es como ese canal que hay en el irc-hispano llamado
#gay_heteros. Ciertamente es una contradicción en sus términos, pero es desde luego un intento (vano) de separar los machitos de esas nenazas o algo así.
Posiblemente tantos años de putear a los maricones se nos ha pegado a todos, incluyéndonos a los maricones. Y hay gente que siendo homosexual tiene repelús por quien además usa jerga mariquita, o es amanerado o ... es como le da la gana. Qué manía, y la culpa la tiene la jodía enseñanza nacionalcatólica, con separar y odiar a los que son "diferentes", es decir, simplemente a quienes no son como nosotros. Esa mala costumbre de no dejar a la gente ser como quiera.
Así que desde aquí me prometo que cuando vuelva a ver a Doña Osa, tan señora ella, tan llena de pelo, con ese pecho anillado que me hace babear, y esa barriga fuerte, cervecera que se frotaba el otro día con sus poderosos brazos mientras decía: "pero qué puta eres, guapa..." no me quejaré y le pegaré un mordisquito en el pezón.