Follar en casa, follar fuera...
El clima sexual del hogar es muy especial. Porque lo tienes todo a mano. Son los lugares conocidos, la cosa surge unas veces de una manera, otras de otra. Siempre queda un sitio o una posición, o algún adminículo de la cocina o del estudio que emplear para un polvazo morboso... Por otro lado, también es cierto que todo lo que pasa en casa se convierte en algo más bien cotidiano, más funcional. Hay una cierta tendencia de las cosas de casa a dejar de sorprendernos.
Comenzaba este comentario hablando del lugar, porque muchos reconoceran que esto es algo obvio. Y que es en parte lo que empuja a buscar el sexo fuera, en otros lugares, nuevas situaciones.
Pues bien, ¿pasa lo mismo con las personas? Es decir, el sexo con tu pareja habitual es de lo más gratificante, te conoces a fondo (y eso, en nuestro caso, suele significar MUY a fondo... no estar limitados a la postura del misionero da mucho juego), y sabes cómo despertar los diferentes resortes. Pero, como pasaba con la casa, "¿se convierte en algo más bien cotidiano, más funcional?" (citándome dos párrafos más arriba), "¿es en parte lo que empuja a buscar el sexo fuera? (citándome un párrafo antes).
Ah... esto es un tema bien distinto, pensarán algunos. O muchos. De hecho, lo pienso yo mismo: convertir con esta analogía a mi marido en uno de los electrodomésticos de casa no dice mucho de mí. Y a él seguro que le cabrea. (Con razón, no me crean un desalmado). Y es cierto que al mirarlo desde el lado humano, lo de la cotidianeidad es diferente: al fin y al cabo estás hablando de una vida en común, de que estáis juntos porque compartís muchas otras pequeñas y grandes cosas de la vida. Y viceversa: como tienes tantas cosas en común, te apetece estar con él. Y especialmente en el sexo.
Y, sin embargo, también está la otra tensión. Para quienes optan por la monogamia (eso de la "pareja cerrada") la tensión puede comenzar a ser demasiado fuerte. No digo que esta sea la causa de los cabreos y discusiones en pareja, porque lo cierto es que si no hay discusiones ni cabreos, malamente podrá haber pareja. Hablo de ese fenómeno de muchas parejas cerradas en las que, al final, los dos (o al menos uno) acaba buscando otros sitios y otras personas por aquello de salir de lo habitual.
¿Es la monogamia la causa de ello? No afirmo tal cosa. Aunque no ver un factor de riesgo en ella sería ser ciegos. No se me acuse de reducir la pareja a algo sólo sexual; no van por ahí los tiros. Conozco (pocas, eso sí) parejas que además de serse fieles son pareja cerrada. Conozco también parejas que se son fieles y son "pareja abierta". En ellas, algunas deciden hacérselo juntos con otros, otras deciden que juntos o por separado, o revueltos.
El sexo fuera puede plantear una duda: ¿y si con el tiempo no nos apetece el sexo en casa y ya sólo buscamos el sexo fuera?. Podría pasar: y lo mismo cambiando el lugar por el marido. Uno de los mayores miedos que he encontrado en amigos que acaban de emparejarse es que si dejan la monogamia su pareja podría encontrar otra persona con la que disfrute más y acaben rompiendo.
Claro, uno puede quedarse en casa, dejar de salir por los ambientes "de caza", dejar casi las amistades, en cuanto encuentra a la pareja con la que cierras el mundo. Ya de paso, se pueden ir a una isla lejana... Conozco casos así que, y no lo digo con afán probatorio, suelen acabar en verdaderas infidelidades (Porque, desengañémonos, cuando en una pareja monógama uno de los miembros se pone a follar por su cuenta sin decírselo al otro, ahí se va a tomar por culo la fidelidad: no se puede basar ésta en otra cosa que en la comunicación y la sinceridad).
Releo lo escrito y parece que la conclusión es que la monogamia y el quedarse en casa acaban en ruptura de pareja. No necesariamente: ya comenté que en el hogar siempre se encuentra lo que más quieres, y que lo cotidiano, bien trabajado, es algo estupendo. Confortable y placentero. Y, con alguna especia, muy, pero que muy, picante. Hay que írselo currando, sin embargo. Se salga fuera a follar o no.
Saquemos esto como conclusión: la pareja, la casa, exigen mantenimiento y atención. Algo dinámico, diferente del mismo sofá con las mismas zapatillas. ¡A trabajar, queridos!
un oso en la cueva